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sábado, 27 de agosto de 2011




Fotos del verano'11

Alcolea del Pinar y Borja:





Subida al Moncayo:





Gerona: La Garrocha, Cadaqués, Cabo de Creus



martes, 23 de agosto de 2011




Historia, estética, medicina y cerumen ótico

ADVERTENCIA:
Las opiniones vertidas en este artículo pueden resultar obscenas para las sensibilidades delicadas, de modo que si tú, querido lector, eres de los que se la cogen con papel de fumar, de los que no le gusta el olor de sus pedos, de los que nunca se comieron un moco de pequeño, de los que se duchan todos los días, de los que no huelen la mierdecilla que le sale entre los dedos de los pies o de los que sienten arcadas al escuchar la palabra "gargajo", NO SIGAS LEYENDO.


Tú mismo.


Me acaban de sacar un tapón de cera de la oreja derecha... Y he descubierto que tengo otro en la izquierda, pues ahora oigo mejor por la otra, y eso que la doctora me miró y dijo que estaba bien. El tapón en cuestión era del tamaño de una abejita. Yo pensaba que sería más grande, por cosas que me habían contado y porque una vez me salió espontáneamente uno del mismo tamaño. En aquella ocasión el susto fue gordo porque empezó a picarme el oído, sentí un cuerpo extraño y cuando lo vi en la mano pensé que era un bicho; lo tiré al suelo y, al ver que no se movía, me acerqué, lo observé, lo recogí y permanecí maravillado durante unos minutos. A partir de entonces me jactaba de que mi cuerpo expulsaba los tapones sin ayuda externa. Pero, claro, los años no pasan en balde y las capacidades merman.


En esta ocasión me ha dado por leer sobre el asunto y la cosa resulta bastante apasionante, pues el cerumen se utiliza por los antropólogos para rastrear migraciones, para conocer los años de las ballenas... Como todo el mundo sabrá el cerumen consiste en una secreción para proteger el oído de agentes externos como insectos, polvo, microorganismos, etc. El problema es cuando se segrega en demasía o, debido a prácticas perniciosas, apelmazamos la cerilla hacia adentro (con bastoncillos, por ejemplo), entonces se nos forma un tapón.


Parece ser que, según los médicos, los tapones de cerumen son la causa más común de hipoacusia. No dudo de que en épocas anteriores a la nuestra existieran diagnósticos sobre tapones y técnicas para extraerlos, pero la medicina solo llegaba a unos pocos. Lo que yo me pregunto es, qué ocurriría en dichas épocas cuando la medicina no estaba tan extendida como ahora lo está (bueno, ahora lo está en algunos sitios de occidente): ¿se quedaba sorda la gente para toda su vida por una mierdecilla de cera? ¿Se lo sacaban con sacacorchos? ¿Morían antes de que se les formaran tapones?


Pero ya metidos en historia reflexionemos un poco más. Hemos dicho que el cerumen es un medio de protección contra polvo, bichos, etc. Pero no es el único medio de protección que tiene el oído contra dichos agentes. ¿A alguien se le ocurre otro tipo de protección? Efectivamente: los insidiosos pelillos. Lo que no me queda muy claro es por qué los niños no tienen pelillos en las orejas y los mayores sí (supongo que será algo relacionado con el bigote, la barba y el vello de la cara en general. Pero a lo que vamos: nos hemos vuelto muy remilgados y ahora nos quitamos los pelillos de las orejas (y los de las narices, sobacos y miembros en general), pero nos olvidamos de que los pelos son un medio de protección... Vale, vale, yo me rapo la cabeza, pero es por uniformidad: si ya prácticamente estoy calvo pues mejor calvo del todo.


Por cierto, ahora que caigo, mi calvicie tiene origen, según los médicos en una "alopecia seborreica", que literalmente significa "falta de pelo por acumulación de sebo", puajjjjjjj!!!. Sebo, grasilla, cerilla... Mi cuerpo es una máquina de segregación de cosas feas, buaaahhh !!!!


El caso es eso, que en nuestra cultura se abandona la protección biológica por la pura estética. Es que mira que son feos los pelos en las orejas, ¿eh? Y al abandonar esa protección el cuerpo la sustituye segregando más cerilla. Quizá en la Edad Media no se cortaban los pelillos y no les salían tapones.


En fin, también es cierto que yo uso tapones (artificiales) para nadar, para dormir la siesta, para no escuchar las estupideces de mis congéneres, etc. Y seguramente eso también tendrá que ver en la formación del propio tapón (desplazamiento de la cerilla hacia adentro, inoculación de materia patógena adherida al tapón artificial, y es que hay que sustituirlos de vez cuando, peazo guarro).


En fin, dejo esto para echarme las gotas en el oído izquierdo y, en un par de días, operarme yo mismo: jeringuilla gorda y agua templada.


Je, je, no era para tanto, ¿no? Bueno, pues como ejercicio escatológico podéis dejar como comentarios vuestras pequeñas miserias. OJO, no valen aquellas que tengan que ver ni con la mierda, ni con el semen, ni con el orín, pues con esas materias cualquier cosa ya es escandalosa. No, no hace falta echarle imaginación, simplemente contar, bajo la impunidad del anonimato, aquello que no contarías en persona. Y no, tampoco, voy a repetirlas yo, ya tengo yo mi propio repertorio que, como no soy tan anónimo, voy a reservarme.


Hale, salud.

sábado, 20 de agosto de 2011




Críticas a la trilogía The Matrix

Pues sí, casi ocho años después he decidido ver la saga completa de Matrix. Parece mentira, ¿verdad? Quién lo iba a pensar a tenor de los colores del blog, todo un homenaje a la peli, ¿no? Pues no. Es mera coincidencia, simple gusto por el retrofuturismo estético.


Lo cierto es que siempre me dio pereza debido a las interminables secuencias de luchas y persecuciones que tiene la Reloaded, la segunda parte, pero es que el cine para el gran público es así; el gran público necesita excitarse con escenas de acción, sentir el peligro cuanto más cerca mejor (por eso ahora todo se hace en 3D). Lo de pensar al tiempo de ver una película o al acabarse ésta no se lleva mucho; películas interesantes por lo que ocultan o sugieren como La Guerra de las Galaxias o el Señor de los Anillos se ven rebajadas de nivel por esas interminables batallas donde tiene que morir algún secundario para que se vea que la cosa era seria.


Por comentarios que me hicieron algunos conocidos yo tenía ciertas ideas acerca del sentido último de la saga. Ideas que al ver las películas se vinieron abajo... Salvo que hubiera una cuarta parte. El problema es, sin embargo, que tal y como quedó la saga no estoy de acuerdo con la resolución de la trama ni, mucho menos, con la "interpretación oficial" que se le ha dado. Es más, tras ver las dos últimas partes y leer dichas interpretaciones he quedado completamente indignado (que últimamente se lleva mucho eso de la indignación).


Mucho se ha escrito sobre la interpretación de la saga y yo no he podido leerlo todo, de modo que quizá yerre en algunas de las cosas que voy a decir. Simplemente me voy a ceñir al argumento, no voy a entrar en interpretaciones filosóficas ni, mucho menos, en disquisiciones cinematográficas, aunque algunas referencias habremos de hacer, pues la propia trama de la saga no está al margen de ellas. A este respecto ya escribí un pequeño párrafo en una entrada anterior, si bien sólo se refería a la primera entrega: Acerca del solipsismo.


En dicho texto se ofrecen dos interpretaciones, la cartesiana y la política, aunque caben muchas más, entre ellas la platónica y la judeocristiana (Marcos Morán, "Matrix, creerás lo increíble").


Siguiendo un poco con las interpretaciones, pero entrando ya en materia argumental, hemos de decir que la última interpretación de Marcos Morán es la más acertada a tenor del desarrollo posterior de la saga, pues sólo basta ver a Keanu Reeves vestido de cura cada vez que entra en Matrix y su sacrificio final, cuasi crucificado, para salvar a la humanidad de la aniquilación por parte de las máquinas. Sin embargo, no es esta la interpretación oficial (más adelante hablaremos de esto).


Recordemos a grandes rasgos el argumento de la saga:


En la primera entrega se nos presenta a un individuo, Neo, que sospecha de la misma realidad. Otros individuos entran en contacto con él y, tras un viaje con múltiples referencias a "Alicia en el País de las Maravillas" (por cierto, las referencias a la literatura fantástica y de ciencia ficción es constante, especialmente a la novela "Neuromante", que ya se está rodando), despierta en un mundo completamente distinto, distópico, gobernado por las máquinas, en el que hay humanos que se resisten a esa dominación. Las máquinas extraen su energía de la actividad cerebral (eléctrica) de los humanos, metidos en urnas, pero deben mantenerlos conectados a un mundo virtual para que dicha actividad se mantenga. Dicho mundo virtual es Matrix. El resto de la película es el proceso de iniciación y entrenamiento para que Neo pueda llegar a dominar Matrix y liberar a los humanos. Hay, no obstante dos escenas importantísimas para el desarrollo posterior de la saga y para la interpretación: la existencia del Oráculo y la lucha contra el agente Smith.


Los agentes son programas de la Matrix cuya misión es buscar y eliminar a los intrusos liberados. El agente Smith será el principal enemigo contra el que habrá de luchar Neo; éste le vence desde dentro del mismo Smith destruyendo su código... O eso creemos al terminar la primera parte.


El Oráculo es, en la primera parte, una figura enigmática que dota al filme de un aura escatológico-milenarista, pues trata de la llegada del Elegido, el Mesías, el libertador del pueblo. Si a esto le sumamos el que la ciudad de los hombres libres es Sión (ciudad, por otro lado, también presente en la novela Neuromante), la interpretación judaica parece la más verosímil. Merced al Oráculo, clara referencia al oráculo de Delfos griego con el consabido "Conócete a ti mismo", Neo llegará a saber quién es, a escapar de la caverna y ver la luz (desentrañar el código de la Matrix); llegará a alcanzar la iluminación. Si bien es cierto que dicho carácter mesiánico no se compadece bien con el carácter tecnológico del filme, no es menos cierto que gran parte de la literatura de ciencia ficción sí posee dicho aura milenarista.


En la segunda entrega aparece de nuevo Smith, no se sabe cómo, renacido cual Ave Fénix de sus cenizas y multiplicado cual informático virus, es decir, liberado también del control de la Matrix. Las máquinas han pasado a la ofensiva contra Sión y la cuestión es cómo detenerlas. De esta parte lo cierto es que sólo hay cuatro momentos esenciales para comprender la trama: la existencia de Smith transformado en virus, la conversación de Neo con el Arquitecto de Matrix, la pequeña conversación con el Oráculo y el momento final en el que Neo detiene a una máquina en el mundo real. No obstante, hay otros momentos también importantes para comprender las claves en las que se cifra el planteamiento de la posibilidad de la Inteligencia Artificial, y que es la posibilidad de elegir, la libertad. Sin embargo, vamos a centrarnos en los otros momentos: en la conversación con el Oráculo ésta le viene a decir que ella es un programa; la conversación con el Arquitecto es, a mi entender, junto con el momento en que Neo detiene a la máquina real, la clave de toda la historia y del desarrollo que se hubiera debido seguir en la tercera parte.


El Arquitecto le dice que es la cuarta o quinta vez que se entrevista con él, una por cada versión de la Matrix a partir de la segunda o tercera; están en la sexta versión. El Arquitecto le dice que la Matrix debe ser reiniciada, recargada (reloaded); que Sión será destruida y que ha de elegir a 23 sujetos para refundarla, de manera que las anomalías surgidas en la Matrix (los individuos rebeldes) puedan ser reinsertadas en un sistema controlado. De no hacerlo la anomalía generada por Neo mismo destruirá la Matrix entera junto con toda la humanidad. Neo ha de elegir entre salvar a toda la humanidad y salvar a Trinity que anda por ahí pegándose de hostias con un agente. Por supuesto, salva a Trinity. Después, en el mundo real, Neo detiene a un calamar mecánico con sus poderes. Así, pues, Neo es el Elegido... ¿El Elegido por quién? ¿Por el Arquitecto?


La tercera parte de la saga es el desarrollo de las consecuencias de no haber elegido la recarga de Matrix: por un lado en el mundo real se librará la batalla contra las máquinas en Sión (batalla insufrible donde las haya, similar a la Batalla de los Campos del Pelennor, en El Señor de los Anillos), por otro, en Matrix, Neo deberá luchar contra Smith, que ya se ha extendido por toda Matrix, destruyendo prácticamente todo, y amenazando con extenderse al mundo real de las máquinas. Smith es la anomalía a la que se refería el Arquitecto, pero es una anomalía generada por el propio Neo en su primer enfrentamiento, cuando cree haberle destruido. Simbólicamente Smith es la némesis de Neo, su parte oscura. Neo se dirige a la ciudad de las máquinas donde les propone un trato, que dejen vivir a Sión a cambio de librarles de Smith. Previamente Smith ha conseguido encarnarse en un humano y ha dejado ciego a Neo, pero al igual que en gran parte de las películas de artes marciales, el verdadero iluminado es el que no necesita ver el mundo real. Neo, ciego a la luz, es capaz de percibir la materia en forma de energía. Cuando Smith intenta hacerse con Neo, transformándolo en sí mismo, clonandose a sí mismo dentro de él, como corresponde a todo virus, informático o no, la luz vence a la oscuridad, Neo muere en un acto de dación última, cual Jesucristo.


Y pienso yo: ¿es esto necesario? ¿Tanto rollo tecnológico para acabar en una mera lucha del mal contra el bien? ¿Una lucha de la luz contra la oscuridad, contra el típico supervillano que quiere destruirlo todo? ¿Tanto rollo tecnológico para acabar resolviéndose en el más elevado plano de las energías capaz de ser manipuladas por un semidios, por un "Deus ex machina"? ¿A qué viene el alcanzar ese dominio del mundo real? Bastante imaginación hay que echarle para creer en la capacidad de poder manipular nuestras mentes y en la capacidad de generar una inteligencia artificial que pudiera llegar a dominarnos, como para encima tener que creer en la magia.


Aparte de la infinidad de referencias al cine y a la literatura de ciencia ficción, la Saga Matrix hace innumerables referencias filosóficas, referencias a distintos sistemas y escuelas filosóficas, muchas veces enfrentadas entre sí, lo cual la hace susceptible de múltiples interpretaciones, múltiples significados. Y si bien en un principio los mismos Wachowski se negaron a dar las claves de interpretación de la Saga, alegando que cada cual era libre de interpretarlas a su modo, al final acabaron por hacerlo. Al parecer los hermanos, así como el padre de estos, son seguidores de Ken Wilber, un filósofo norteamericano, cercano a la New Age y al idealismo alemán, cuya tesis ontológica (la de Wilber), a grandes rasgos, es que el universo está compuesto al modo de los fractales, esto es, que las estructuras se repiten en distintos niveles (macrocosmos, mesocosmos, microcosmos...) y que al fin y al cabo el universo es un gigantesco organismo, con conocimiento y todo. En este sentido es en el que se puede interpretar la saga Matrix como un viaje de autoconocimiento del universo a través del Elegido, de Neo, por ello Neo desaparece como ente, se subsume en el todo de la realidad misma. Al respecto puede leerse:


Pero como yo no soy partidario de este tipo de filosofías, no puedo estar de acuerdo con dicha interpretación... Ni con la interpretación, ni con el final de la saga. Las formas en que pueden totalizarse las distintas realidades dependen de las ciencias que se ocupen de ellas, o sea, no podemos decir que el Universo o la Tierra son organismos vivos porque las ciencias que tratan de estas realidades son la Astrofísica y la Geología, no la Biología. Otra cosa es que en nuestra filosofía queramos dar cabida a religiones ancestrales, como el hinduismo y otras teorías peregrinas, pero entonces estaremos ante una filosofía falsa... Sí, por supuesto, siempre desde el punto de vista de mi propia filosofía o, más bien, de la filosofía a la que me adhiero, el materialismo filosófico. De todos modos esto sería una cuestión al margen del argumento.


El problema, a nivel argumental, es que el conflicto planteado en la trama no se resuelve en el nivel de las hipótesis propuestas. Problema del cual adolecen muchas de las novelas y películas de ciencia ficción. Este tipo de literatura y cine plantea una hipótesis: ¿Que sucedería en un futuro más o menos lejano si...? Si pudiéramos viajar a Marte (Crónicas Marcianas), si pudiéramos crear inteligencia artificial (Blade Runner, AI, Matrix), si existieran extraterrestres y entraran en contacto con nosotros (V, La Guerra de los Mundos), si pudiéramos viajar al futuro o al pasado (La Máquina del tiempo, Regreso al Futuro)... Propuesta la hipótesis surge un conflicto: normalmente este tipo de futuribles son distópicos en algún grado, de modo que existe una cierta dominación de unos individuos por otros, de humanos por máquinas, máquinas por humanos, humanos por extraterrestres... Y la trama consistirá en cómo liberarse de dicha dominación.


No obstante, dentro de este género sobresalen aquellas historias que nos hacen pensar acerca de nuestra propia percepción, nuestra misma identidad, el estatuto de la realidad, etc. En este tipo de historias era un maestro Philip K. Dick, autor de las novelas en que se basaron "Blade Runner", "Desafío Total", "Minority Report", "A Scanner Darkly". Y Matrix no es sino un homenaje a la vez que el culmen del género. Matrix nos pone ante un escenario en el que la inteligencia artificial se ha desarrollado al máximo, de modo que nos hace plantearnos cuál es la diferencia entre las máquinas y los humanos. Plantea la posibilidad de que nuestras percepciones puedan ser construidas al margen de los órganos sensoriales, es decir, ser directamente insertados en nuestro cerebro. Y nos sitúa en un conflicto entre las máquinas y los hombres. El problema, como hemos dicho es que la saga termina (si es que ha terminado) con la resolución del conflicto en un plano no planteado de antemano: la posibilidad de manipular la materia real con la mente, trasunto del "Deus ex machina" (por cierto, es muy bueno el artículo de la wikipedia sobre esta expresión).


Ya he dicho que esta es una constante en la ciencia ficción; no en toda, ciertamente. Claros ejemplos tenemos en "La guerra de los mundos", donde los extraterrestres terminan muriendo de gripe; en "Desafío Total", donde Marte recupera su atmósfera gracias a un invento abandonado por los extraterrestres; en "El cortador de cesped", donde la estimulación de la neuronas gracias a las drogas y a los ordenadores le dan poderes telepáticos, telequinésicos y transmigratorios. Existen, no obstante, historias en la que esto no es así; una de las últimas películas que he visto de este género, similar a Matrix en algunos aspectos y a la que muchos frikis consideran superior, es "Dark City": unos extraterrestres son capaces de implantar recuerdos en los humanos y de transformar la realidad a partir de una máquina que potencia sus capacidades telequinéticas; el conflicto surge cuando un humano es capaz de acceder al nivel de los "ocultos" y lograr sus mismos poderes... Bueno, quizá ese logro pudiera considerarse también un "Deus ex machina", pero se sitúa en el comienzo de la acción, no al final. El final es un combate en el plano de los poderes telepáticos y telequinésicos, el mismo en el que se sitúa la acción. Pero, bueno, la verdad es que la peli es un poco mala.


Volviendo a Matrix: ¿cuál sería un final aceptable en consonancia con el resto del guión? Pues si tenemos en cuenta los momentos esenciales de la Reloaded, especialmente la conversación con el Arquitecto y la extensión de los poderes al "mundo real", parando a una máquina, la única explicación posible a ambos casos sería que lo que hasta ahora habíamos considerado el mundo real (el mundo en el que las máquinas tienen sometidos a la mayoría de los humanos y cercados a los humanos resistentes) no fuera sino otra Matrix, otro nivel de realidad virtual, de modo que, entonces sí, cualquier tipo de fenómeno sería posible: la liberación de Neo no sería sino el despertar en ese otro nivel superior. Este final, sin embargo, es susceptible de depararnos múltiples sorpresas, pues entonces, cualquier solución al conflicto planteado en la saga es posible; incluso todo podría haber sido un juego de realidad virtual y la muerte en el mundo virtual es el final del juego en el supuesto mundo real de nivel superior, sin necesidad de auténticas muertes... O todo lo contrario: Neo podría ser un programa que renace cada vez que se recarga el último nivel de la Matrix. Este tipo de solución es el que se plantea en otra de las películas del género, "Nivel 13", y ya se planteó en su momento respecto de Matrix, cuando se estrenó la Reloaded (ver, por ejemplo, Posible interpretación de Reloaded).


Lo cierto es que esta solución tampoco deja de ser un "Deus ex machina", pero al menos es una "machina" cuya existencia se ha ido sugiriendo a lo largo de la trama. De todos modos aún estamos a tiempo de que los Wachowski se enmienden la plana; hay rumores de la existencia de una cuarta entrega, pero sólo rumores. De todos modos no sería de extrañar, pues el final de Revolutions es un poco decepcionante y no termina de cerrar los interrogantes surgidos. Además, todo esto del secretismo, los rumores, la larga espera, etc., contribuirían a dar al estreno una relevancia mucho mayor. El argumento, por cierto, va en la línea de lo aquí sugerido: Matrix 4





Zanjas profundas en tu mente
Zanjas profundas en tu mundo
Zanjas que nos separan
Zanjas que nos escinden
Zanjas en las que caemos
a veces sin poder salir
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