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viernes, 28 de marzo de 2014




Ya es primavera




viernes, 14 de marzo de 2014




BabyMetal: más allá de Shonen Knife

Esto es sólo una muestra:



 





Luego dirán que el Metal incita a la pederastia

jueves, 13 de marzo de 2014




La espuma de los días (revisión tras ver la película)

[Para ver la revisión pinchar aquí]

16/05/2009.

Comienzo a escribir esta reseña bastante ambientado: con música de Duke Ellington y tras haberme zampado un suculento plato de fresas y nueces con yogurt para cenar.

Hace ya tiempo que quería leerme "La espuma de los días" de Boris Vian, pues muchas personas me habían hablado de dicha novela. El resultado ha superado mis expectativas. Creía que se trataba de una metáfora agridulce sobre el cáncer, pero lo cierto es que, sin dejar de serlo, es mucho más. Probablemente como a toda obra surrealista, ya se trate de una novela, una película o una pintura, pueda extraérsele su jugo simbólico, algo que a mí me encanta hacer... Siempre que no me quede maravillado por la belleza de la forma... Quizá ocurra igual que con las personas, aunque normalmente el interior de éstas surge enseguida a través de su boca de un modo bastante evidente empañando la belleza física, unas por malvadas, otras por simples, como Chloé, la protagonista de la novela.

La magia de Boris Vian es que consigue que amemos a esta mujer tan simple pero a la vez tan bella: "solo existen dos cosas importantes: el amor, en todas sus formas, con mujeres hermosas, y la música de Nueva Orleans o de Duke Ellington. Todo lo demás debería desaparecer porque lo demás es feo". Esto dice Vian en el prefacio y aunque sea exagerado, lo cierto es que acabo de descubrir a Ellington y me quito el sombrero (dejando al aire mi calva cabeza).

Leyendo "La espuma de los días" uno tiene la impresión de estar metido en una película de Jean-Pierre Jeunet con Audrey Tautou (haciendo de Chloé) y Dominique Pinon (haciendo de Chick): la primera parte, que refleja la felicidad y la dicha de la pareja protagonista, recuerda a "Amélie", mientras que el resto de la novela parece ambientado en los escenarios de "Delicatessen", "La ciudad de los niños perdidos" o "Brazil". De hecho, no creo que ni Jeunet ni Terry Gillian desconozcan esta novela. Lamentablemente lo que yo no conozco es la obra de Duke Ellington como para asegurar que las referencias a su música en los diferentes momentos del relato contribuyan a dar más relieve a los ambientes en que se mueven los personajes.

No sé si la adaptación cinematográfica hecha en 1968 por Charles Belmont hará justicia al libro y a los escenarios imaginados por nosotros al hilo de las descripciones de Vian, y es que éste pone además buen cuidado en describir los olores de los paisajes, calles y estancias en las cuales se desarrolla la acción, o más bien la conversación, de los personajes. En este momento me acuerdo de la adaptación de "El Perfume", cuyos resultados en este sentido son bastante aceptables. Pero al mismo tiempo recuerdo haber leído algo sobre salas de cine con sistemas para soltar fragancias u otros olores según lo requiera el filme. Me encantaría ver esta película en un cine de esos: olores, jazz, Tautou, surrealismo...

Además, para alguien como yo, vinculado durante años y años al mundo de las flores, conocedor de sus nombres, colores y perfumes, es un placer leer esta novela con tantas referencias. Las flores y las plantas están omnipresentes en "La espuma de los días": el cáncer es un nenúfar que crece en los pulmones y remite si se le deja sin agua (si no se bebe ni una gota) y si se aspira el olor de las demás flores (Colin, el amante y marido de Chloé se arruina debido al precio de éstas, bien lo sé yo que tenía que venderlas), los cañones de los fusiles también son plantas que necesitan del calor humano para crecer.

La novela, escrita en 1946, no está exenta de una cierta crítica sarcástica y distópica a los sistemas burocráticos y totalitarios, muy al gusto de la época (recordemos "1984", "Un mundo feliz", "El talón de hierro" o "Fahrenheit 451"); sin embargo, creo que la novela de Vian supera a las otras en ciertos aspectos: en la descripción de los paisajes y situaciones, debido a la exageración surrealista de que hace gala.

Curiosa es también (para alguien vinculado al mundo de la filosofía) la constante referencia burlona a Sartre y a su obra: Chick es un personaje completamente obsesionado por Jean Sol Partre, filósofo y escritor, colecciona cualquier cosa suya y acaba arruinándose; su novia decide entonces acabar con el escritor y con sus libros utilizando el arrancacorazones (título de otro libro de Vian), un arma surrealista.

Lo cierto es que pocos estamentos sociales quedan al margen de su mirada crítica: la Iglesia, la clase obrera, los técnicos, los burócratas, los oligarcas y capitalistas... Para cada uno tiene palabras de reproche satírico e irónico, muchas veces desde la inocente mirada de unos personajes a los que no les queda más remedio que crecer dándose de cabeza contra el muro de la cruda realidad: de "metáfora de la pérdida de la inocencia" ha sido calificada por ahí esta novela.

En fin, qué más queréis que os diga: se trata de un gran descubrimiento para mí, un libro de esos que te convierten en un incondicional de su autor; dentro de mi librería está al lado de Nothomb, Dovtoieski, Auster, Mishima y ahora busco (sin desesperación) cualquier otra cosa suya.

Bien, os dejo con uno de sus pasajes, uno de los más bellos y distintivos de la obra: la casa que mengua y se oscurece al compás de la felicidad de sus habitantes.

"--Las lámparas se mueren --dijo Chloé--. Las paredes también se están encogiendo. Y la ventana de la habitación también.

--¿Es eso cierto?-- preguntó Alise.

--Mira...

El gran ventanal que se extendía a lo largo de la pared no ocupaba ya más que dos rectángulos oblongos, redondeados en sus extremos. En el medio del ventanal se había formado una especie de péndulo que unía los dos bordes y cerraba el camino al sol. El techo había bajado notablemente y la plataforma sobre la que se apoyaba la cama de Colin no estaba ya muy lejos del suelo.

--Pero ¿cómo puede suceder esto? --preguntó Alise.

--No sé... -dijo Chloé--. Mira, aquí viene un poco de luz.

El ratón de los bigotes negros acababa de entrar, y traía un pequeño fragmento de una baldosa del pasillo de la cocina que expandía un vivo resplandor.

--Tan pronto como está demasiado oscuro --explicó Chloé-- me trae un poquito de luz.

--Acarició al animalito, que depositó su botín sobre la mesilla de noche."

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13/03/2014



...Y cuatro años después de escribir lo anterior mis sueños parecieron haberse hecho realidad: ¡Audrey Tatou haciendo de Chloé!

Pero en su momento no pudimos ir a verla al cine, de modo que he tenido que esperar hasta que estuviera rippeada para descargarla. ¡Y menos mal ! Menos mal que no nos gastamos veinte euros en verla, porque ciertamente no merece la pena.

Mientras que en el libro de Vian uno se llega a enternecer con los personajes, especialmente con Chloé, en la película no es posible, ya que está confeccionada de un modo que da más importancia a los escenarios y situaciones surrealistas que a los personajes y su historia. Gondry es un cineasta procedente del mundo del videoclip y en esta película queda bastante patente.

No sé si Jeunet lo hubiera hecho mejor, pero al menos en sus películas los escenarios y objetos (retrofuturistas, antes que surrealistas) no redundan en menoscabo de la historia, sino todo lo contrario.

En fin, poco más puedo decir y tampoco lo diría mejor que un tal Martí, comentarista en filmafinitty: http://www.filmaffinity.com/es/user/rating/719523/693368.html

Seguiré buscando la versión de Charles Belmont y otra versión de la que he tenido noticia por la crítica de Javier Pulido: la de Gô Rijû (Kuroe, de 2001).








Zanjas profundas en tu mente
Zanjas profundas en tu mundo
Zanjas que nos separan
Zanjas que nos escinden
Zanjas en las que caemos
a veces sin poder salir
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